Cómo enseñar a los futuros profesionales de la salud a comunicarse eficazmente
Luis tiene 55 años y desde hace unos meses siente una fuerte acidez de estómago cuando se acuesta por las noches. Tras una consulta con su médica de cabecera, solicita cita con el especialista. La doctora le recibe con una sonrisa, presentándose y mirándole a los ojos mientras Luis explica lo que le ocurre. Le hace una serie de preguntas concretas e interpreta sus síntomas. Finalmente, le explica qué ha podido causar el problema, qué pruebas serán necesarias o cómo modificar determinados hábitos (hora de la cena, tipo de alimentos) en busca de la solución. Luis sale de la consulta sintiéndose más tranquilo. Entiende qué puede estar pasando y los tratamientos que existen. En cambio, Lucía, con síntomas parecidos, se ha encontrado con un especialista que se limitaba a escribir el informe al ordenador mientras ella hablaba, le hacía las preguntas de forma mecánica y le ofrecía una información muy limitada sobre el tipo de pruebas a las que debía someterse. Tras la consulta, la preoc...